Petrificado
Tengo tantas armas
apuntando hacia mí,
veo tantas almas
vagar por aquí
que pasan a mi costado
me golpean el hombro
y yo las miro exacerbado.
Caigo en un silencio largo y lóbrego
y entre ellos, buscándote y buscándote
me vuelvo uno más, perdido,
difuminándome en lo sombrío y sufriéndote
con intentos de zarpazos. Vencido.
Sacudo mi mente en vano,
mis recuerdos están tan amarrados
y aquel verdugo gusano
me devora los pasos atrasados.
Siente en mis brazos y ojos
lo pesado del dolor petrificado,
en mis dedos y labios añicos
la caricia y el beso olvidado.
Willy Tiburcio
No debe haber arma más destructiva que la de un desamor, Willy.
ResponderEliminarDe esa petrificación, sólo otro amor nos puede volver a la vida.
Me ha gustado mucho el poema.
Un beso
SIL
Muchas gracias Sil, definitivamente no hay arma mas letal que esa.
ResponderEliminarUn beso.
Estremecedor poema, lleno de nostalgias. El desamor hiere hasta los huesos. Muy bello. Un abrazo.
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